Nº 133 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda 

“La guerra ha terminado. La represión franquista”.

El 1 de abril de 1939 acabó la Guerra Civil oficialmente, pero con este final no llegó la paz sino la más férrea imposición de los vencedores sobre los vencidos. Este momento señalaba el principio de un largo camino, el de una dictadura que duró hasta finales de 1975 con la muerte de Franco. 

Al “terror rojo” le sucede el “terror azul», que vino después de ser conquistada la ciudad. Este sí que estaba planificado y sancionado desde la cúpula del poder. La más alta autoridad militar, al ser conquistada Ronda, ordenó el encarcelamiento, fusilamiento o persecución de los líderes republicanos que no pudieron huir. Muchos presos de guerra fueron confinados a Campos de Concentración, en condiciones extremas, donde expiarán sus culpas a través de trabajos forzados. En Ronda hubo uno que albergó a más de dos mil prisioneros, que primeramente se instaló́ en la Plaza de Toros, y conforme el número de internos iba aumentando se trasladó́ a los terrenos del actual Campamento de Montejaque hasta el final de la guerra. 

Como en todos los lugares que iban conquistando las tropas nacionales, inmediatamente se llevaban a cabo Consejos de Guerra sumarísimos, una autentica monstruosidad jurídica, donde se decidían quienes debían ser condenados y quienes absueltos, con un porcentaje predeterminado entre las distintas penas que dictara el Consejo. 

Mucho tuvieron que sufrir, Benítez Gómez indica que, en 1939, la dispersión de los refugiados por el levante peninsular de los serranos-rondeños era una realidad. Su distribución se conoce gracias a las “Fichas de Noticias de la Cruz Roja”. A principios de 1939 llegaron procedentes primero del levante peninsular luego del sur de Francia, un buen número de estas fichas con destino mayoritariamente a Ronda, pero también a Montejaque y Montecorto, para que se informase a los familiares de su situación. Hasta tres veces, el 1 de mayo de 1939, el 29 del mismo mes y nuevamente el 6 de julio, la Cruz Roja Internacional rogó al Ayuntamiento de Ronda que hiciera llegar las “Fichas de Noticias” a quienes iban dirigidas. Los que esperaban noticias nunca las recibieron. 

Nº 132 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El hostigamiento de las columnas frentepopulistas-La desbandá»

Nº 132 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El hostigamiento de las columnas frentepopulistas – La desbandá”.

En el anterior episodio comenzamos a hablar del éxodo que sufrió un buen número de rondeños tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas del entonces coronel Varela, así como de la resistencia serrana a través de varias columnas del Frente Popular, comandadas por los hermanos López Calle y la columna Flores-Montesinos.

Entre la costa y Ronda, estos efectivos frentepopulistas se movían de forma elástica, contaban con varios puestos de apoyo y habían fijado un control fijo en la caseta de peón caminero de El Madroño, situado justamente a mitad del camino de la carretera de San Pedro. El cuartel general de la columna, a tan solo 15 Km de Ronda, estaba en el cruce de la carretera general con la de Parauta, en el paraje denominado La Ventilla.

En este frente apoyado en una orografía accidentada, sin más medios de comunicación que la estrecha carretera que entre curvas unía la costa con Ronda, ninguno de los contendientes conocía los efectivos a los que se enfrentaba.

Las tropas nacionales llegan a San Pedro el 15 de enero de 1937, justo cuatro meses después de tomada Ronda. Su llegada viene precedida de un intenso bombardeo, quedando destruido los campamentos de San Pedro y Estepona. La población refugiada que allí quedaba huye en desbandada definitivamente hacia Málaga. 

Nº 131-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda-«El éxodo y la resistencia serrana»

Nº 131 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “El éxodo y la resistencia serrana”.

Tras la caída de Ronda en manos de los sublevados, la margen derecha del valle del Genal quedó en poder de los nacionales y la izquierda en poder de las fuerzas del Frene Popular. San Pedro de Alcántara, primera localidad costera a la que se llega tras atravesar la Serranía, sufre una invasión de refugiados que huyen por la carretera que une esta población con Ronda, la misma se encontraba asfaltada hasta la mitad, justamente hasta “El Madroño”. Entre los refugiados se encuentran un gran número de ciudadanos civiles y los dirigentes de los Comités Populares, afiliados a la U.G.T. y C.N.T., carabineros y milicianos, que salieron de la ciudad la misma noche del 16 de septiembre. Estos huidos tienen que recorrer como pueden este trayecto de casi 50 km a pie, en bestias, carruajes, camiones o automóviles, siendo instigados continuamente por la aviación del bando nacional.

El éxodo era multitudinario, ya que a los rondeños se sumaron también gentes de los pueblos de la parte noroeste de la Serranía y valle del Guadiaro: Montecorto, Arriate, Setenil, Benaoján, Montejaque, Jimera de Líbar, Cortes de la Frontera y Grazalema, que habían abandonado sus poblaciones, antes de la conquista de Ronda, por temor a la llegada de las tropas nacionales, en especial de las Tropas Moras sobre las que se había propagado una terrible fama de fiereza por todo nuestro territorio; muchos huían por miedo, sin haber hecho absolutamente nada, atemorizados por lo que se contaba y Queipo desde la radio alentaba.

San Pedro de Alcántara y la vecina colonia agrícola de El Ángel recibieron a más un millar de refugiados, entre los que había también mujeres, niños y ancianos –muchos de los hombres desde allí salían para volver a batallar en los frentes–. El Puerto del Madroño marcaba la línea divisoria entre las zonas del Frente Popular y Nacionales. Muchos de los refugiados quisieron volver a sus pueblos de procedencia, al reclamo de los bandos municipales y porque no querían seguir huyendo, pero estos regresos en muchas ocasiones les eran una vez y otra impedidos, considerándolos como desafectos y traidores, por esto también fueron asesinados algunos de ellos. Tal vez, el más importante de los refugios –según indica el historiador Pablo Benítez Gómez –que ha realizado un excelente estudio sobre la militarización de la Columna de “Pedro López”– fue la fábrica de azúcar y alcohol de San Pedro, en el Barrio del Ingenio, que también fue bombardeada por la aviación nacionalista. 

Nº 130 -MEMORIAS DE RONDA- La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda-Entraron arrasando”

Nº 120 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda-Entraron arrasando”

Continuamos con la entrada de las distintas columnas de las tropas nacionales rebeldes a Ronda. Ya que al entrar las columnas del general Varela en Ronda se encontró abundante documentación perteneciente al cuartel general del comandante Mejide, que no pudo ser destruida antes de su huida. Según la misma acababa de solicitar a sus superiores de Málaga cuatro ametralladoras, dos cañones de montaña y dos morteros para contribuir a la defensa de la ciudad a la vez que informaba de su intención de realizar descubiertas y batir a los pueblos cercanos de la serranía gaditana en manos de los sublevados, expresando además su preocupación de que si caía Ronda caerían inmediatamente todos los pueblos de la comarca así como la línea férrea Bobadilla-Algeciras.

Por otro lado, la huida de muchos por miedo al “moro” estaba plenamente justificada, ya que éstos tenían carta blanca para robar y saquear, como complemento a su paga insuficiente. Se utilizaba a la Tropa Mora no sólo como carne de cañón, sino como arma psicológica contra el pueblo. Cometían auténticas atrocidades, instigados por sus superiores, actos de crueldad y violencia sin escrúpulos contra el “rojo” o con quien estuviera cerca de ese color. Pero de todos los actos de barbarie, los que más traumatizaron a la población en general fueron las mutilaciones y el ensañamiento con que se empleaban. Iban vestidos con sus chilabas holgadas o con amplios pantalones de color castaño y camisa, fez rojo o un turbante muy apretado en la cabeza. Tampoco se sentían muy motivados por impulsos de tipo ideológico: no tenían ni la más ligera idea de por qué los españoles se mataban entre sí. Combatían porque les pagaban quince dólares al mes, a menudo en viejos marcos alemanes sin valor; porque su jefe tribal, pagado por Franco, se lo ordenaba; y porque, finalmente, les encantaba la lucha.

Nº 129 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda”

Nº 129 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “La Toma de Ronda”

La ofensiva de Ronda por las tropas de los nacionales, que se había convertido en objetivo prioritario, fue la primera fase de la operación contra Málaga. 

La defensa gubernamental de Ronda estaba asentada sobre una red de fortificaciones, alambradas electrificadas de las que colgaban bombas, trincheras, minas y cargas explosivas situadas a lo largo del principal itinerario de entrada a la ciudad, habiéndose difundido propagandísticamente su carácter de ciudad inexpugnable. 

Los trabajos de fortificación debieron emplear gran cantidad de mano de obra, ya que estas fueron de gran envergadura. Una infinita red de trincheras de anchura considerable no solo cerraba los accesos a la ciudad, sino también los de las sierras que la rodean a fin de establecer una primera línea de defensas. La utilización de madera perece que se hizo indispensable, sobre todo para la construcción de innumerables blocaos con sus respectivas troneras. 

Ronda fue dividida en tres zonas. La ciudad por su situación geográfica se consideraba inexpugnable. Los efectivos se organizaron en tres compañías, de las cuales dos se encargarían de defender las zonas norte y nordeste y la tercera quedaría itinerante con una función auxiliar. 

A las cuatro de la tarde entraron las columnas de Corrales y Redondo, teniendo como ejes de marcha las carreteras de Málaga y Sevilla –las dos entradas a Ronda de más fácil acceso– previo bombardeo de la aviación propia, quedando varios edificios enteramente destruidos. 

Nº 128 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Las columnas avanzan hacia Ronda”

Nº 128 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Las columnas avanzan hacia Ronda”

En el anterior episodio comenzamos a hablar de la preparación de la conquista de Ronda por parte del los militares rebeldes o golpistas, el llamado mando nacional, a través del recién creado Ejército de Operaciones de Andalucía, mandado por Queipo de Llano desde la capital hispalense. Quedando definido a primeros del mes de agosto de 1936 el teatro de operaciones andaluz, a Ronda se la integró en el sector Sevilla-Cádiz-Málaga y, hacia ella se dirigieron varias columnas procedentes de diversos lugares, pero bien coordinadas entre sí.

La “Columna de Cádiz” que debía ocupar el 14 de septiembre El Gastor y Alcalá del Valle.

La “Columna del Saucejo”, bajo el mando del comandante de Caballería Luis Redon- do García, jefe de los Requetés de Andalucía, y compuesta por unos 300 hombres. 

La “Columna de Antequera” estaba mandada por el comandante de Infantería Rafael Corrales Romero y compuesta por una compañía del primer Tabor del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas no 3 de Ceuta.

las columnas de los sublevados estaban mandadas y encuadradas por cualificados mandos militares profesionales y con experiencia de campaña acreditada en su mayor parte en Marruecos, lo cual implicaba capacidad, cohesión, disciplina, organización y metodología, con elevada moral de victoria, traduciéndose todo ello en el éxito táctico sobre el terreno. Las columnas republicanas, de mayoritaria composición e inspiración anarquista, estaban dirigidas y alistadas en la mayoría de las ocasiones por dirigentes políticos o sindicales que carecían de los más elementales conocimientos de táctica militar, desechando y desconfiando con carácter general de los mandos del Ejército con que contaban aún a pesar de que no se habían sublevado el 18 de julio, si bien hay que reconocer que muchos de ellos carecían de experiencia real de combate al no haber participado en las campañas de Marruecos o encontrarse claramente desmoralizados o desmotivados por ser testigos de la sangrienta represión ejercida contra sus compañeros de armas sublevados en sus respectivas localidades de origen.

Nº 127 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Objetivo: Conquistar Ronda”

Como ya hemos comentado, Ronda estuvo en poder de los Comités Revolucionarios y al servicio de la Revolución Popular anarco-comunista desde el 19 de julio hasta el 16 de septiembre del 36. El bando nacionalista mientras preparaba concienzudamente su conquista, dada la importancia de la plaza como capital de una amplia comarca montañosa.

Ya el 28 de julio se reunieron en Sevilla los generales Varela, Queipo de Llano, Luis Orgaz Yoldi y Francisco Franco Bahamonde, donde el primero recibió la orden de hacerse cargo del mando de las columnas de operaciones rebeldes que operaban en el frente de Córdoba y que junto al resto de todas las fuerzas de las guarniciones andaluzas sublevadas de la 2a División Orgánica pasaban a integrar el denominado Ejército de Operaciones de Andalucía, mandado por Queipo de Llano desde la capi- tal hispalense. A primeros del mes de agosto de 1936 el teatro de operaciones andaluz quedó definido y organizado militarmente desde Sevilla por los siguientes sectores:

• Sector Sevilla-Córdoba.

•Sector Sevilla-Granada.

•Sector Sevilla-Cádiz-Málaga: Originado por la prioritaria necesidad de la ocupación completa de las dos primeras provincias y de asegurar su estabilidad así como facilitar su posterior proyección hacia Málaga, siendo Ronda el primer objetivo intermedio importante.

Nº 126-MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Todas las iglesias destruidas o saqueadas”

El rico patrimonio artístico y religioso de las iglesias y conventos de Ronda, atesorado durante siglos, fue pasto de la furia destructiva de los revolucionarios y de los comités que los aparaban, prácticamente todo desapareció y lo que poco que pudo salvarse se debe a la valentía de algunos sacristanes que se jugaron la vida, a los que ya no hemos referido.

El primer intento de cuantificación de las pérdidas vino de la mano del propio Obispado. Con el fin de averiguar los hechos ocurridos en la Diócesis. En lo que se ciñe estrictamente a Ronda, fue la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, la que procuró la elaboración de un informe sobre la situación del patrimonio eclesiástico. El informe es realizado por el académico Antonio de Burgos Oms, cuyo original, cedido por su propio hijo, hemos tenido en nuestras manos. En él se recoge un amplio álbum fotográfico en el que se realiza una comparativa entre dos imágenes, la que existía antes de 1936 y el estado en que se encontraba tras la destrucción. 

La destrucción y mutilación de las imágenes llegó a merecer la atención internacional, la prensa italiana y la francesa publicaron numerosas fotos sobre los destrozos habidos en los edificios de la ciudad de Ronda.

Nº 125-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “La violencia anticlerical-Los salesianos”

Nº 125 MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “La violencia anticlerical-Los salesianos”

Desde el principio de la guerra a la Iglesia y al clero se les consideró alineados con el golpe militar. Empezaron a correr muchos bulos y rumores entre los revolucionarios, difamaciones que alimentaban la animadversión hacia el clero que contribuyó a deformar la realidad y cambiar la percepción de los religiosos hasta considerarlos auténticos agresores.

El 20 de julio son incendiados y saqueados todos los conventos e iglesias de la población, los cuales, por otro lado, ejercían labores asistenciales. La Iglesia del Socorro fue incendiada y destruida casi por completo, sólo se salvó el archivo. En Santo Domingo, quemaron el púlpito y el retablo, sacaron todas las imágenes y las tiraron al Tajo. “A un San José lo disfrazaron de segador, y con gran chacota y algazara de la gente que llenaba las calles, lo pasearon por ellas en un coche. Y a otro Santo lo disfrazaron de moro, con fusil y todo, sirviendo también de motivo de irrisión”. (García-Mouriño). Las monjas de las Claras fueron expulsadas del Convento, sin poderse llevar más que lo puesto, saquearon y destrozaron la iglesia, y se refugiaron en casas particulares. Algunas de las monjas eran obligadas a ir a la Iglesia Mayor, donde se alojaban simpatizantes del Frente Popular, y a los edificios que servían de cuartel y dormitorio de milicianos, a hacerles las camas, limpiar, lavar la ropa, barrer, fregar el suelo y hacer la comida. Fue arrasado también el Colegio de las Esclavas Concepcionistas y la iglesia de la Virgen de la Paz. Muchos de los tesoros litúrgicos fueron encontrados posteriormente en las casas donde se alojaban los propios dirigentes del Frente Popular, y otros pudieron salvarse por la acción de los sacristanes de la Iglesia Mayor, Vicente Becerra –que salvó prácticamente todo el tesoro, casi todas las imágenes, cuadros y ornamentos, al esconderlos en la cripta de la iglesia– y Pedro González, de la Virgen de la Paz –que pudo esconder a esta antiquísima imagen y al Cristo de la Sangre, así como los restos del Beato Fray Diego José de Cádiz. 

La famosa reliquia de la “Mano de Santa Teresa” fue requisada a las Carmelitas del Convento de la Merced y es trasladada a Málaga en la huida, por los dirigentes integrantes de los ya citados Comités, después de ser conquistada Ronda . Entregándola el día 23 de septiembre en la Comandancia Militar. Al ser tomada Málaga en febrero fue encontrada por los vencedores en el despacho del coronel Villalba, y Franco la tuvo durante todo su régimen en el reclinatorio de su habitación en el Palacio del Pardo, viajando con él en muchas ocasiones, especialmente durante sus vacaciones en el Pazo de Meirás. A la muerte de éste fue devuelta a las Carmelitas de Ronda, que reclamaron su propiedad durante todos estos años, por la viuda del dictador Carmen Polo, como había dejado dicho.

Fueron incendiadas también la Iglesia del Espíritu Santo y Padre Jesús y su veneradísima imagen. También arden el Convento de las Franciscanas y la iglesia de San Francisco. En la Iglesia Mayor es quemado un retablo barroco, parte del coro y el órgano. También es quemada la Iglesia Virgen de Gracia, la más antigua de Ronda; en el Convento Madre de Dios y su iglesia se llevaron a cabo enormes destrozos, al igual que en la ermita de la Concepción y las Clarisas, así como en la Capilla de la Plaza de Toros. No se salvó ni un templo, y fuera de ellos eran apiladas las imágenes y objetos religiosos, a los que se prenden fuego como pila purificadora, otras incluso sirvieron de barricadas. A las Carmelitas de la Merced las hicieron salir antes de prender fuego y las llevaron al Asilo de Ancianos de los Desamparados, que fue respetado; la Merced fue convertida en “Casa del Pueblo”. También fue respetado el Asilo de San José y los Salesianos, en un principio, tanto los de El Castillo como los de Santa Teresa. 

Cuatro días después desalojaron de El Castillo a los salesianos y a los sesenta niños que disfrutaban de una Colonia veraniega y que tenían confiados a su cuidado. Fue saqueado todo el Colegio al igual que Santa Teresa (Palacio de Moctezuma). El Colegio de El Castillo fue convertido en hospital. Los salesianos momentáneamente se refugiaron en diversas fondas y hoteles, así como en la casa de José Furest… Aquí empezó su calvario.

Nº124-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “Un anticlericalismo de siglos”

Nº 124 MEMORIAS DE RONDA 

La Guerra Civil en Ronda – “Un anticlericalismo de siglos”

El anticlericalismo se define como la reacción contra la oficialización del clero, un cuerpo profesional de especialistas en el culto religioso, investidos de una jerarquía y prestigio que derivan de su condición de mediadores con Dios, entre lo sagrado y lo profano. Arranca, en mayor medida, desde la Ilustración.

Este anticlericalismo contemporáneo nació cuando se asentó la idea de que el ser humano, como ente racional, era capaz de establecer sus propias pautas de conducta, de explicarse así mismo, de descubrir las leyes de la naturaleza y de organizar la sociedad con criterios racionales y utilitarios. Fue el resultado, pues, de lo que se ha llamado racionalismo e individualismo. Y esto chocó de frente con la doctrina mantenida por la jerarquía eclesiástica.

La cuestión religiosa había polarizado a la sociedad española durante las dos primeras décadas del siglo XX. Esa situación se atenuó bastante durante la dictadura de Primo de Rivera, pero cuando esta cayó, a finales de 1930, de nuevo volvió a renacer ese resentimiento. Andalucía era uno de los territorios de España donde existía un mayor desapego a la Iglesia, tendencia que se acrecentó durante los años de la Segunda República, teñidos de estallidos iconoclastas en diversas ciudades andaluzas.

Nuevamente con la llegada de la República se desató en todo el país un fuerte anticlericalismo que anidaba, como decimos, desde siglos atrás en importantes sectores de la población española. Muchas iglesias, imágenes sagradas y conventos fueron incendiados y destruidos a lo largo y ancho del país durante el periodo republicano. Sin embargo en Ronda no fue así, aquí comienza la quema de iglesias y conventos, justo después de la sublevación militar del 18 de julio del 36.