Nº 128 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Las columnas avanzan hacia Ronda”

Nº 128 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Las columnas avanzan hacia Ronda”

En el anterior episodio comenzamos a hablar de la preparación de la conquista de Ronda por parte del los militares rebeldes o golpistas, el llamado mando nacional, a través del recién creado Ejército de Operaciones de Andalucía, mandado por Queipo de Llano desde la capital hispalense. Quedando definido a primeros del mes de agosto de 1936 el teatro de operaciones andaluz, a Ronda se la integró en el sector Sevilla-Cádiz-Málaga y, hacia ella se dirigieron varias columnas procedentes de diversos lugares, pero bien coordinadas entre sí.

La “Columna de Cádiz” que debía ocupar el 14 de septiembre El Gastor y Alcalá del Valle.

La “Columna del Saucejo”, bajo el mando del comandante de Caballería Luis Redon- do García, jefe de los Requetés de Andalucía, y compuesta por unos 300 hombres. 

La “Columna de Antequera” estaba mandada por el comandante de Infantería Rafael Corrales Romero y compuesta por una compañía del primer Tabor del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas no 3 de Ceuta.

las columnas de los sublevados estaban mandadas y encuadradas por cualificados mandos militares profesionales y con experiencia de campaña acreditada en su mayor parte en Marruecos, lo cual implicaba capacidad, cohesión, disciplina, organización y metodología, con elevada moral de victoria, traduciéndose todo ello en el éxito táctico sobre el terreno. Las columnas republicanas, de mayoritaria composición e inspiración anarquista, estaban dirigidas y alistadas en la mayoría de las ocasiones por dirigentes políticos o sindicales que carecían de los más elementales conocimientos de táctica militar, desechando y desconfiando con carácter general de los mandos del Ejército con que contaban aún a pesar de que no se habían sublevado el 18 de julio, si bien hay que reconocer que muchos de ellos carecían de experiencia real de combate al no haber participado en las campañas de Marruecos o encontrarse claramente desmoralizados o desmotivados por ser testigos de la sangrienta represión ejercida contra sus compañeros de armas sublevados en sus respectivas localidades de origen.

Nº 127 MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Objetivo: Conquistar Ronda”

Como ya hemos comentado, Ronda estuvo en poder de los Comités Revolucionarios y al servicio de la Revolución Popular anarco-comunista desde el 19 de julio hasta el 16 de septiembre del 36. El bando nacionalista mientras preparaba concienzudamente su conquista, dada la importancia de la plaza como capital de una amplia comarca montañosa.

Ya el 28 de julio se reunieron en Sevilla los generales Varela, Queipo de Llano, Luis Orgaz Yoldi y Francisco Franco Bahamonde, donde el primero recibió la orden de hacerse cargo del mando de las columnas de operaciones rebeldes que operaban en el frente de Córdoba y que junto al resto de todas las fuerzas de las guarniciones andaluzas sublevadas de la 2a División Orgánica pasaban a integrar el denominado Ejército de Operaciones de Andalucía, mandado por Queipo de Llano desde la capi- tal hispalense. A primeros del mes de agosto de 1936 el teatro de operaciones andaluz quedó definido y organizado militarmente desde Sevilla por los siguientes sectores:

• Sector Sevilla-Córdoba.

•Sector Sevilla-Granada.

•Sector Sevilla-Cádiz-Málaga: Originado por la prioritaria necesidad de la ocupación completa de las dos primeras provincias y de asegurar su estabilidad así como facilitar su posterior proyección hacia Málaga, siendo Ronda el primer objetivo intermedio importante.

Nº 126-MEMORIAS DE RONDA – La Guerra Civil en Ronda – “Todas las iglesias destruidas o saqueadas”

El rico patrimonio artístico y religioso de las iglesias y conventos de Ronda, atesorado durante siglos, fue pasto de la furia destructiva de los revolucionarios y de los comités que los aparaban, prácticamente todo desapareció y lo que poco que pudo salvarse se debe a la valentía de algunos sacristanes que se jugaron la vida, a los que ya no hemos referido.

El primer intento de cuantificación de las pérdidas vino de la mano del propio Obispado. Con el fin de averiguar los hechos ocurridos en la Diócesis. En lo que se ciñe estrictamente a Ronda, fue la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, la que procuró la elaboración de un informe sobre la situación del patrimonio eclesiástico. El informe es realizado por el académico Antonio de Burgos Oms, cuyo original, cedido por su propio hijo, hemos tenido en nuestras manos. En él se recoge un amplio álbum fotográfico en el que se realiza una comparativa entre dos imágenes, la que existía antes de 1936 y el estado en que se encontraba tras la destrucción. 

La destrucción y mutilación de las imágenes llegó a merecer la atención internacional, la prensa italiana y la francesa publicaron numerosas fotos sobre los destrozos habidos en los edificios de la ciudad de Ronda.

Nº 125-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “La violencia anticlerical-Los salesianos”

Nº 125 MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “La violencia anticlerical-Los salesianos”

Desde el principio de la guerra a la Iglesia y al clero se les consideró alineados con el golpe militar. Empezaron a correr muchos bulos y rumores entre los revolucionarios, difamaciones que alimentaban la animadversión hacia el clero que contribuyó a deformar la realidad y cambiar la percepción de los religiosos hasta considerarlos auténticos agresores.

El 20 de julio son incendiados y saqueados todos los conventos e iglesias de la población, los cuales, por otro lado, ejercían labores asistenciales. La Iglesia del Socorro fue incendiada y destruida casi por completo, sólo se salvó el archivo. En Santo Domingo, quemaron el púlpito y el retablo, sacaron todas las imágenes y las tiraron al Tajo. “A un San José lo disfrazaron de segador, y con gran chacota y algazara de la gente que llenaba las calles, lo pasearon por ellas en un coche. Y a otro Santo lo disfrazaron de moro, con fusil y todo, sirviendo también de motivo de irrisión”. (García-Mouriño). Las monjas de las Claras fueron expulsadas del Convento, sin poderse llevar más que lo puesto, saquearon y destrozaron la iglesia, y se refugiaron en casas particulares. Algunas de las monjas eran obligadas a ir a la Iglesia Mayor, donde se alojaban simpatizantes del Frente Popular, y a los edificios que servían de cuartel y dormitorio de milicianos, a hacerles las camas, limpiar, lavar la ropa, barrer, fregar el suelo y hacer la comida. Fue arrasado también el Colegio de las Esclavas Concepcionistas y la iglesia de la Virgen de la Paz. Muchos de los tesoros litúrgicos fueron encontrados posteriormente en las casas donde se alojaban los propios dirigentes del Frente Popular, y otros pudieron salvarse por la acción de los sacristanes de la Iglesia Mayor, Vicente Becerra –que salvó prácticamente todo el tesoro, casi todas las imágenes, cuadros y ornamentos, al esconderlos en la cripta de la iglesia– y Pedro González, de la Virgen de la Paz –que pudo esconder a esta antiquísima imagen y al Cristo de la Sangre, así como los restos del Beato Fray Diego José de Cádiz. 

La famosa reliquia de la “Mano de Santa Teresa” fue requisada a las Carmelitas del Convento de la Merced y es trasladada a Málaga en la huida, por los dirigentes integrantes de los ya citados Comités, después de ser conquistada Ronda . Entregándola el día 23 de septiembre en la Comandancia Militar. Al ser tomada Málaga en febrero fue encontrada por los vencedores en el despacho del coronel Villalba, y Franco la tuvo durante todo su régimen en el reclinatorio de su habitación en el Palacio del Pardo, viajando con él en muchas ocasiones, especialmente durante sus vacaciones en el Pazo de Meirás. A la muerte de éste fue devuelta a las Carmelitas de Ronda, que reclamaron su propiedad durante todos estos años, por la viuda del dictador Carmen Polo, como había dejado dicho.

Fueron incendiadas también la Iglesia del Espíritu Santo y Padre Jesús y su veneradísima imagen. También arden el Convento de las Franciscanas y la iglesia de San Francisco. En la Iglesia Mayor es quemado un retablo barroco, parte del coro y el órgano. También es quemada la Iglesia Virgen de Gracia, la más antigua de Ronda; en el Convento Madre de Dios y su iglesia se llevaron a cabo enormes destrozos, al igual que en la ermita de la Concepción y las Clarisas, así como en la Capilla de la Plaza de Toros. No se salvó ni un templo, y fuera de ellos eran apiladas las imágenes y objetos religiosos, a los que se prenden fuego como pila purificadora, otras incluso sirvieron de barricadas. A las Carmelitas de la Merced las hicieron salir antes de prender fuego y las llevaron al Asilo de Ancianos de los Desamparados, que fue respetado; la Merced fue convertida en “Casa del Pueblo”. También fue respetado el Asilo de San José y los Salesianos, en un principio, tanto los de El Castillo como los de Santa Teresa. 

Cuatro días después desalojaron de El Castillo a los salesianos y a los sesenta niños que disfrutaban de una Colonia veraniega y que tenían confiados a su cuidado. Fue saqueado todo el Colegio al igual que Santa Teresa (Palacio de Moctezuma). El Colegio de El Castillo fue convertido en hospital. Los salesianos momentáneamente se refugiaron en diversas fondas y hoteles, así como en la casa de José Furest… Aquí empezó su calvario.

Nº124-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda – “Un anticlericalismo de siglos”

Nº 124 MEMORIAS DE RONDA 

La Guerra Civil en Ronda – “Un anticlericalismo de siglos”

El anticlericalismo se define como la reacción contra la oficialización del clero, un cuerpo profesional de especialistas en el culto religioso, investidos de una jerarquía y prestigio que derivan de su condición de mediadores con Dios, entre lo sagrado y lo profano. Arranca, en mayor medida, desde la Ilustración.

Este anticlericalismo contemporáneo nació cuando se asentó la idea de que el ser humano, como ente racional, era capaz de establecer sus propias pautas de conducta, de explicarse así mismo, de descubrir las leyes de la naturaleza y de organizar la sociedad con criterios racionales y utilitarios. Fue el resultado, pues, de lo que se ha llamado racionalismo e individualismo. Y esto chocó de frente con la doctrina mantenida por la jerarquía eclesiástica.

La cuestión religiosa había polarizado a la sociedad española durante las dos primeras décadas del siglo XX. Esa situación se atenuó bastante durante la dictadura de Primo de Rivera, pero cuando esta cayó, a finales de 1930, de nuevo volvió a renacer ese resentimiento. Andalucía era uno de los territorios de España donde existía un mayor desapego a la Iglesia, tendencia que se acrecentó durante los años de la Segunda República, teñidos de estallidos iconoclastas en diversas ciudades andaluzas.

Nuevamente con la llegada de la República se desató en todo el país un fuerte anticlericalismo que anidaba, como decimos, desde siglos atrás en importantes sectores de la población española. Muchas iglesias, imágenes sagradas y conventos fueron incendiados y destruidos a lo largo y ancho del país durante el periodo republicano. Sin embargo en Ronda no fue así, aquí comienza la quema de iglesias y conventos, justo después de la sublevación militar del 18 de julio del 36.

Nº123-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda-«La columna de Flores-Montesinos».

Nº 123 MEMORIAS DE RONDA La Guerra Civil en Ronda – “La columna de Flores-Montesinos”

Una vez que hemos concluido los cuatro episodios que hemos dedicado al cuadro del horror revolucionario en que se sumió Ronda, desde el 18 de julio, día del alzamiento militar hasta el 16 de septiembre, en que fue conquistada por las tropas comandadas por el general Varela, hay dos hechos ocurridos en este breve pero violentísimo periodo que por su magnitud y espanto, hay obligatoriamente que contar y concederle una mayor extensión en su relato.

Se trata de la Violencia Anticlerical llevada a cabo en Ronda y toda su Serranía, que trataremos en el próximo episodio, y el otro la columna miliciana conocida como Grupo del Madroño, liderada por Pedro Flores Jiménez, sobrino del famoso bandolero Flores Arocha, abatido por la Guardia Civil en 1934, siendo alcalde republicano de Ronda, Juan Peinado Vallejo; y Francisco Montesinos García, alcalde de Igualeja. A este grupo también se le denominaba el Grupo de Flores-Montesinos.

Pues bien, a este grupo o columna, gran conocedor de la sierra y de sus pueblos, por parte del Comité de Guerra rondeño le era encomendado, según señala Benítez Gómez, que realizara las pesquisas pertinentes para la identificación y neutralización de los enemigos políticos del Frente Popular en la sierra, el campo y los pueblos, de forma que esta columna fue autorizada por dicho Comité a “[…] que proceda al desarmen de todos aquellos puestos que como el de Cartajima, pueden considerarse faccioso, inspeccionando al mismo tiempo todos los contornos hasta capturar a los refugiados de Ronda que se persiguen por facciosos […]”.

Nº 122  “MEMORIAS DE RONDA”-La Guerra Civil en Ronda- El cuadro del horror revolucionario (y IV)

El 31 de julio tuvo lugar un Pleno Municipal, cuyo punto más importante era la aprobación de una moción presentada por el alcalde, Francisco Cruz, a instancias del Gobierno de la Nación, para cesar a los funcionarios públicos desafectos con el Régimen y cuyos puestos deben ser ocupados por personas del “Frente Popular en su concepto de legítimos representantes de los guerrilleros que ofrecen su sangre por lavar el oprobio fascista”, como dice textualmente. En la relación presentada suman 28 los depurados, que son sustituidos por otros en menor número que los anteriores, algunos de ellos se ofrecen a cobrar menos y se les sube el sueldo a los nuevos funcionarios más modestos, lo que justifica también sus ceses ya que esto va a suponer una rebaja en las nóminas municipales. 

Miembros de los Comités y afiliados a la C.N.T. empezaban a manifestar su asco por los crímenes que se estaban cometiendo. Días después se anuncia que los de la C.N.T. se separan de los marxistas. 

A principios de agosto fue ejecutado el Capitán Villalba, después de sacarlo herido del hospital. También mataron al teniente coronel Oliver, el que provocara a la Revolución en Ronda, al intentar hacerse cargo del Ayuntamiento y declarar el Estado de Guerra en la ciudad.

Cada vez llegaban más carabineros, y las muertes diarias, a partir del 8 de agosto, fueron atenuándose tal vez porque éstos hicieron comprender a los dirigentes que la situación se agravaba mucho más con tan horrendos crímenes. Pero pronto pasaron los días tranquilos sin que se matase a nadie. Continuó la sed de sangre y volvieron los temores y el terror de la población que se sentía en el punto de mira.

Se propaga por toda la ciudad rumores de que iban a quemar el Registro de la Propiedad, para que nadie sepa lo que es de nadie. Al Registrador de la Propiedad, García-Mouriño, se lo llevaron el 13 de agosto a la una de la tarde…

Nº 121 – MEMORIAS DE RONDA – La Guerra civil en Ronda – «El cuadro del horror revolucionario (III)».

Nº 121  “MEMORIAS DE RONDA”La Guerra Civil en Ronda El cuadro del horror revolucionario (III)«.

Hemos ido contado en episodios anteriores varios casos tremendos de asesinatos cometidos por las turbas revolucionarias. Entendemos que cualquier muerte violenta tiene una impresionante historia detrás, contar lo ocurrido en cada caso haría este trabajo interminable y realmente duro. Únicamente recogemos aquí hechos que pueden servir de referencia, y que tampoco quiere decir que sean los más significativos, pues todos y cada uno de ellos son igualmente horrendos y absolutamente rechazables.

El 20 de julio son incendiados y saqueados todos los conventos e iglesias de la población, los cuales, por otro lado, ejercían labores asistenciales. La Iglesia del Socorro fue incendiada y destruida casi por completo, sólo se salvó el archivo. Pero a la violencia anticlerical desatada en Ronda le dedicaremos un capítulo aparte.

Por otra parte, la ciudad fue bombardeada intensamente por la aviación del Bando Nacional, antes de ser conquistada. Los rondeños que se quedaban sin hogar se hacinaban en los edificios servibles que Ronda podía ofrecer. La iglesia Mayor fue convertida en el principal centro de refugiados, llena de camas de las casas principales y más lujosas, –aunque en los primeros días de la guerra fue quemado parte del coro, todo el órgano y el retablo de la Reliquia–, insertado en uno de los retablos barrocos colgaba un cartel que decía “Respétese”. Esta iglesia sirvió en ocasiones, al igual que los sótanos de las casas, en refugio antiaéreo, como ocurría también con la Escalera de la Mina de la Casa del Rey Moro, en los que sus habitáculos intermedios ofrecieron buen resguardo ante los bombardeos de la aviación nacional.

El presidente del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda, don Antonio González, es detenido y le conceden de plazo dos horas para que entregue la Entidad y si no, lo tirarían al Tajo. Al poco fue asesinado, al igual que su hermano don Leopoldo González, Vicario de la ciudad. La Caja de Ahorros rondeña sufrió un completo expolio de todas las joyas y objetos empeñados, y por supuesto del efectivo de sus cajas.

Nº 120-“MEMORIAS DE RONDA»-La Guerra Civil en Ronda- El cuadro del horror revolucionario (II)

Nº 120  “MEMORIAS DE RONDA”La Guerra Civil en Ronda El cuadro del horror revolucionario (II)

Ya el mismo día 19 de julio comenzaron la quema de las iglesias, en primer lugar Los Descalzos, que no tuvo grandes daños por la rápida intervención de los bomberos. Aunque la persecución religiosa comenzó en España el 11 de mayo de 1931, un mes después de la proclamación de la República, en Ronda no se quemaron iglesias hasta la fecha del 19 de julio de 1936; pero ya a nivel nacional, las izquierdas tenían en su haber el incendio y la destrucción de más de 770 iglesias y conventos. Curiosamente, tenemos que decir, que tan sólo un clérigo se adhiere al Frente Popular en toda la provincia de Málaga, el mismo 18 de julio, se trata del Párroco interino de Cortes de la Frontera, Mateo Bohórquez. 

El registrador de la Propiedad Carlos García-Mouriño nos cuenta en su diario como un amigo suyo fue testigo de las detenciones que se venían desarrollando y como eran conducidos al Ayuntamiento. Pasaje nos recuerda en cierta manera, a lo que de manera novelada Hemingway narra en el capítulo 10 de su novela “Por quién doblan las campanas”, que tantas veces ha sido analizado y estudiado por numerosos críticos e historiadores; donde nos describe minuciosamente como se llevó a cabo el levantamiento popular en un pequeño pueblo español, la Revolución, la toma del poder por parte del pueblo. Se trata de un capítulo, absolutamente revelador, en que Robert Jordan y Pilar van hacia el campamento del Sordo y de repente se paran en medio de la montaña, están tomando un descanso y Pilar le cuenta lo que fue el principio de la guerra en su pueblo que no dice cual es pero que la crítica en general ha identificado con Ronda.

Hay que descartar, de una vez por todas, el que la mayoría de los asesinatos de la represión revolucionaria se cometieron arrojándolos al Tajo, algo absolutamente probado que no es cierto. Pero tampoco ha de extrañar que las ejecuciones se hicieran con la participación del pueblo o del campesinado, aunque fueran visualmente, teniendo en cuenta que las realizadas por el propio Estado en nuestro país siempre fueron públicas hasta el año 1915. 

Nº 119-MEMORIAS DE RONDA-La Guerra Civil en Ronda- «El cuadro del horror revolucionario» (I)

Lo que más ha quedado en la “memoria” de aquella guerra en nuestra ciudad, son los cientos de vidas sesgadas durante aquellos dos meses, del 18 de julio al 16 de septiembre de 1936, por las patrullas revolucionarias, y la fuerte represión nacionalista que vino después; una oleada de violencia entre convecinos que rasgó como un nuevo Tajo a la ciudad.

Inmediatamente después de la sublevación militar, se produce la detención y encarcelamiento de personas sospechosas de simpatizar con los militares rebeldes.

En pocas horas, la cárcel se mostró insuficiente para albergar a los detenidos donde pronto hubo que habilitar locales al efecto, por lo que fueron habilitadas como calabozos algunas dependencias del Cuartel de la Concepción.

Se realizaron detenciones, no solo de afiliados a Acción Popular Rondeña, también de falangistas, de sacerdotes y de grandes propietarios se sucedieron en los días siguientes, en el marco de las actuaciones encaminadas a la búsqueda de armas, que ciertamente fueron halladas y requisadas.

Pero el blanco prioritario de la “ira popular” fue el clero, más de la mitad de los curas rondeños sucumbieron a la auténtica caza de que fueron objeto. 

La retaguardia republicana rondeña se caracterizó por un clima de “terror”, en tanto que, la represión quedó en manos de actores y grupos incontrolados, que enfervorecidos, actuaron en Ronda al margen del Comité de Guerra, el órgano que en teoría debía controlar la violencia, que en ciertos casos hacía la vista gorda o no impedía suficientemente estos desmanes.